Hoy, sábado 2 de Mayo del puente del trabajador, el mundo amanece con un panorama desolador. La gripe porcina está ya presente en todo el planeta y, de ayer a hoy, se ha duplicado la cantidad de enfermos contagiados por el virus a escala mundial. En Europa, Holanda se despierta conmocionada por el trágico intento de atentado contra la familia real en la ciudad de Apeldoorn que ha causado siete muertes, incluida la del autor del regicidio. Mientras tanto, en España, el ambiente jovial y festivo de la feria de Abril de Sevilla se desluce y se tiñe de negro tras el fallecimiento a puñaladas de un joven de 19 años que se vio envuelto en una reyerta con otros dos jóvenes, de 22 y 29 años, que ya han sido detenidos.
La gripe “de los múltiples nombres” (este fin de semana he llegado a oír hasta cinco diferentes: gripe porcina, gripe mexicana, gripe A, gripe H1N1 y gripe cerda, como la denominó el humorista Berto Romero el jueves en el late show Buenafuente.) se propaga y extiende por el planeta a un ritmo vertiginoso. Si ayer el número confirmado de personas contagiadas por la pandemia era de 331, hoy ha aumentado hasta los 615 casos, según revela el balance difundido por
Aunque la gripe porcina acapare la información internacional, han ocurrido otras noticias que no debemos dejar pasar por alto. Una de ellas, la más escalofriante, tuvo lugar el jueves en Holanda, concretamente en Apeldoorn, donde un atropello masivo acabó con la vida de siete personas durante un acto protocolario de la familia real holandesa. El autor del intento de atentado, que también ha fallecido, era un hombre parado de 38 años cuya casa iba a ser embargada el mismo día del atentado. Analizando este trágico hecho y otros de similar desenlace, me llama la atención de una manera tristemente desmoralizadora el impulso que puede llevar a una persona hastiada de vivir a protagonizar atropellos como el de Holanda o matanzas en institutos, colegios y universidades como la última ocurrida el jueves en Baku, capital de Azerbaiján, que acabó con la vida de 17 jóvenes.
Por otra parte, el día del trabajador estuvo marcado por las multitudinarias protestas y manifestaciones que tuvieron lugar tanto en España como en el resto de Europa. Con el objetivo claro de luchar contra la crisis y el desempleo, los sindicatos españoles UGT y CCOO convocaron una manifestación que han calificado de satisfactoria. En Europa, también se unieron los sindicatos para salir a la calle y denunciar el actual estado financiero que atraviesan sus países. En Alemania, Turquía, Grecia y Rusia, las protestas acabaron con enfrentamientos entre los manifestantes y los grupos antidisturbios de la policía.
Miguel Ángel Gayoso
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