Hoy en día, la irrupción de Internet en el antiguo imperio del periodismo provoca una gran incertidumbre que sólo alcanza consenso en un contradicción: vivimos en el mejor de los tiempos para el periodismo, y también en el peor. O bien, dicho en palabras del jefe de redacción de TheWashington Post Philip Bennett: "Es una época horrible para las empresas de noticias, pero una edad de oro para el periodismo". Esto viene a significar que nos encontramos en la mejor de las épocas para hacer periodismo escrito pero que nunca ha existido una peor para ganarse la vida ejerciéndolo. Aunque el mercado abunda, fallan los ingresos. La fuga de la publicidad reduce drásticamente las ganancias y produce en consecuencia numerosos despidos o, para los más afortunados, prejubilaciones.
Esta tendencia se puede observar a día de hoy con más nitidez en Estados Unidos, país siempre precursor de lo que llega al resto de occidente. "Hay muchos más lectores, pero una presión terrible sobre el dinero y los recursos", afima Bennett. El panorama es también inquietante para la prensa europea, pero las opiniones son especialmente negativas en Estados Unidos y el Reino Unido porque son países en los que hay más gente con acceso a Internet. Sin embargo en España Internet no está tan extendido, quizás porque de momento la banda ancha es cara y algo lenta. Esto nos conduce a pensar que aquí el papel será todavía viable durante un buen tiempo.
Para terminar, debemos tener en cuenta que existe un factor cultural importante que impide que el periódico que ha estado vigente en la sociedad durante los dos últimos siglos desaparezca en una generación. onfiemos en que a muerte del periódco en papel sea una exageración derivada de la calamitosa crisis que sufre el mundo en la actualidad.
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Cristina Marco.
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